Desde pequeños crecemos rodeados de imágenes de perfección: la pareja perfecta, el trabajo soñado, el cuerpo ideal, la vida sin errores. Nos enseñan a perseguir ese "ideal" como si fuera el verdadero camino a la felicidad. Sin embargo, ¿qué pasa cuando alcanzarlo se vuelve inalcanzable? ¿Y si, en realidad, lo ideal no fuera lo ideal?
La psicología nos muestra que gran parte del sufrimiento humano no nace de la realidad, sino de la distancia entre lo que es y lo que creemos que debería ser. Esta brecha entre expectativas idealizadas y el presente puede generar frustración, ansiedad y una sensación constante de vacío.
Desde el coaching ontológico, se nos invita a observar el lenguaje que usamos y cómo este construye nuestro mundo. Cuando decimos "esto no es suficiente", "debería ser distinto", estamos creando una narrativa que nos aleja del presente y nos mantiene atrapados en un futuro que no llega. La transformación comienza cuando cambiamos la forma en que interpretamos lo que vivimos.
¿Y si lo ideal no fuera ese modelo perfecto y lejano, sino la capacidad de mirar alrededor y ver lo valioso que ya tenemos? ¿Y si la plenitud no estuviera en un mañana incierto, sino en aprender a aceptar y apreciar el hoy?
Lo ideal tal vez no está allá afuera, sino aquí, donde ya estamos. Solo necesitamos ajustar el enfoque. Lo perfecto no es lo que se imagina, sino lo que se reconoce.
Colaborador: Andrés Tobón Hoyos
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Bibliografía consultada:
- Goleman, D. (1995). Emotional Intelligence: Why It Can Matter More Than IQ. Bantam Books.
- Branden, N. (1994). Los seis pilares de la autoestima. Ediciones Paidós.
- Echeverría, R. (2003). Ontología del lenguaje. Granica.