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Dejar de ser orgulloso no es nada fácil para una persona que no está habituada a pedir perdón. Erróneamente, esta puede creer que hacerlo significa humillarse, postrarse a los pies del otro y perder su dignidad. Por eso, aunque disculparse pueda parecer una habilidad sencilla, en realidad es algo bastante complejo y difícil para toda esa gente que antepone su propia autopercepción a cualquier tipo de crítica negativa.

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Consejos para dejar de ser tan orgulloso

Ya que ser demasiado orgulloso puede hacerte daño a ti y a los que te rodean, a continuación, te presentamos algunos consejos para que puedas dejar de ser tan orgulloso y puedas empezar a vivir de otra manera.

  1. No has fracasado

Muchas veces, las personas que son orgullosas tienen una autoimagen muy idealizada. Es algo que les hace pensar que pedir perdón puede hacer que los demás crean que han fracasado. De esa manera, se niegan hacerlo porque consideran que dejarían de ser perfectos. Sin embargo, todos somos seres humanos, todos cometemos errores y nos equivocamos.

Para dejar de ser orgulloso hay que abrazar la imperfección, permitiéndote ser más flexible y cariñoso contigo mismo. No es necesario que te exijas tanto. Aquí todos somos perfectamente imperfectos.

  1. No te ofendas tan fácilmente

Si buscas razones para sentirte ofendido, encontrarás las que quieras. Esta manera de pensar te hace más débil, ya que provoca que estés continuamente a la defensiva y malgastando tu energía mental con confrontaciones innecesarias.

Adopta otra forma de pensar y acepta tanto a los demás como a ti mismo, pues sentirte ofendido por todo lo que sucede a tu alrededor sólo va a dificultar la convivencia con los demás. Sé humilde, sé compasivo y sigue adelante con la vida.

  1. Identifícalo, reconócelo y deja de pensar en lo que piensen de ti

Ser demasiado orgulloso puede ser difícil de detectar en muchas ocasiones, pues no es fácil reflexionar sobre lo que no hacemos bien. La inseguridad, el miedo al fracaso o el miedo a ser juzgados, muchas veces están detrás de este comportamiento. Respecto a esto, esta manera de actuar tiene sentido si nos preocupamos por lo que los demás piensen de nosotros.

Por tanto, el primer paso es identificar que somos muy orgullosos, y reconocer que existen situaciones en las que eso puede jugar en nuestra contra. Solo de esta manera podremos comportarnos de manera distinta. Conseguir la paz interior y no dejar que te afecte lo que los demás piensen de ti puede ayudarte a ser más humilde y a mejorar las relaciones interpersonales.

Para que la opinión de los demás no te afecte, puedes leer el siguiente artículo: “Consejos para dejar de pensar en lo que los demás piensen de ti”.

  1. Para dejar de ser orgulloso, sé más empático

En ocasiones, el orgullo puede hacer que te vuelvas menos empático, ya que pones un tupido velo que te aleja de la comprensión sobre lo que sienten los demás. No obstante, si apartas ese velo fruto del miedo a fracasar y a no ser perfecto, te darás cuenta de cómo las otras personas necesitan de tu perdón. Además, te verás a ti mismo en su lugar.

Cuando alguien se equivoca, agradecemos que lo reconozca y que se disculpe de manera sincera. Sienta muy bien. ¿Por qué no lo pruebas?

  1. Quítate de encima la necesidad de tener la razón siempre

La necesidad constante de querer tener siempre la razón puede provocar que dejes de ser objetivo. En muchas ocasiones, queremos defender nuestro punto de vista sin reflexionar sobre el punto de vista de los demás. Recuerda que no todo el mundo piensa igual que tú, y que pueden existir diferentes verdades según el punto de vista desde el que se mire.

Además, aunque no compartas el pensamiento de otra persona puedes aceptarla igualmente, pues la gente también tiene derecho a equivocarse. Vivir en un estado de competición continua contra los demás puede ser muy agotador y perjudicial para ti. Mostrarte abierto a las opiniones de los demás y escucharlos va a beneficiar enormemente a tus relaciones interpersonales.

  1. Supera la necesidad de sentirte superior a los demás

Mejorar constantemente no tiene nada que ver con querer ser superior a los demás. El desarrollo personal nace desde los deseos y los gustos internos de cada uno, no de la aprobación de los demás.

Querer juzgar a todo el mundo por su apariencia, sus posesiones o sus logros, tiene mucho sentido para alimentar el ego, pero es perjudicial desde el punto de vista del bienestar mental. Dividir a la gente entre ganadores y perdedores, sinceramente es bastante triste. Esta forma de pensar lleva a la hostilidad, al resentimiento y la confrontación, y la larga, esta mentalidad te distanciará de otros sujetos en vez de acercarte a ellos, pues siempre los verás como rivales.

Esta necesidad de sentirte superior a los demás provocará que seas inflexible, así que puedes empezar por ser humilde y dejar de querer sentirte superior al resto. Antes de nada, acéptate tal y como eres: con tus virtudes y tus defectos.

  1. Escribe tu disculpa en una hoja de papel

Quizás, al no estar acostumbrado, no sepas por dónde empezar para disculparte. Por eso, si te sientes más seguro, escribe tu disculpa. No tienes que estresarte demasiado. Verás que, si dejas que tu mano escriba, ella sola te guiará hacia las palabras correctas, sinceras y que tendrán el efecto deseado.

No es necesario que te extiendas demasiado, ya que un simple “lamento cómo te hablé, estaba enfadado con mi jefe y lo pagué contigo” es suficiente. Sin embargo, haber escrito y reflexionado sobre tu disculpa te permitirá familiarizarte con ella y sentirte más seguro en el momento de expresarla.o practicar el hoponopono

  1. Dale un toque de humor a la vida

Poner sentido del humor a los conflictos va a mejorar las relaciones interpersonales. Intenta ser compasivo con los demás y ríete de los problemas. No hay nada mejor que tomarse las cosas con humor para desestresarse y mirar la vida con menos angustia. Si conviertes tu vida en un drama, nadie va a querer acercarse a ti.

  1. Libérate de la vergüenza

Muchas veces, aun habiendo realizado lo anterior, nos encontramos con una barrera que nos impide decir “lo siento” con libertad y sin que sintamos que vamos a sufrir haciéndolo.

La vergüenza es uno de los sentimientos más limitantes que te impiden realizar algo que quieres, pero ante lo que te bloqueas. Por lo tanto, para dejar de ser orgulloso, es necesario que reflexiones sobre ese sentimiento de vergüenza.

  1. Observa lo que sientes y tu manera de actuar

Para dejar de ser orgulloso, el último paso que tienes que dar es verte como si fueras testigo de una situación concreta en la que tu mejor amigo comete un error. Imagina que este te comenta que le da vergüenza pedir disculpas. ¿Qué le dirías? ¿verías el hecho de disculparse con alguien como algo imposible y humillante?

Cuando se adopta una nueva perspectiva, muchas cosas cambian. Así pues, observa lo que sientes y cómo actúas para darte cuenta de las creencias y motivos que te están impidiendo pedir perdón de verdad.

Quizás descubras que las limitaciones que te ponías eran fruto de unas experiencias negativas que ya han quedado atrás. Ahora es el momento de aprender.

  1. Disculparse es una muestra de madurez emocional

¿Eres una persona demasiado orgullosa y cabezota? Siendo consciente de esto y haciéndole frente a los temores que te abordan cada vez que tienes que disculparte o pedir perdón por algo, conseguirás salir de este bucle lleno de inseguridad.

Todos, en algún momento, hemos sido orgullosos. No obstante, la clave está en saber admitir los fallos y brindarle a los demás las disculpas que se merecen.

Ponte en su lugar, recuerda alguna vez en la que alguien te haya pedido disculpas y hazlo tú sin más. Verás lo bien que te sientes y lo mucho que aprendes.

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