¿Quién es San Benito?
Es considerado patrón de Europa, proclamado por el papa Pablo VI mediante la Carta apostólica «Pacis nuntius» y patriarca del monaquismo occidental. Fundó, como sabemos, la Orden de los Benedictinos.
Este santo nació en Nursia (Italia) en el año 480. Su familia era noble y de entre ella, podemos mencionar a su hermana Escolástica, que al igual que él, es también santa.
Estudió en Roma, pero tras esta formación decidió retirarse a Subiaco y alejarse de la vida de la ciudad.
Quería llevar una vida de oración, estableciéndose en una cueva donde permanecería durante varios años.
Nadie conocía de su existencia, hasta que pasados los años lo encontraría un monje. En este tiempo San Benito fue creciendo en conocimiento de sí mismo y de su prójimo.
Fue propuesto para el cargo de abad de un monasterio cercano, el cual aceptó después de tanta insistencia.
En este monasterio no estaban de acuerdo con las normas que él tenía y en varias ocasiones, por diversos motivos, hubo varios intentos de envenenamiento, de los cuales salió ileso, gracias a la bendición que realizaba sobre lo que tomaba.
Volvió a Subiaco y predicó la Palabra de Dios, varias personas querían seguirle, convirtiéndose en sus discípulos.
Se trasladó pasados los años hasta Montecasino, donde sobre las ruinas de un antiguo templo, inició la construcción de un monasterio y fundaría la Comunidad de Benedictinos en el año 530.
Su finalidad era extender el cristianismo, estableciendo sus monasterios con un régimen basado en la autarquía, de aquí el «ora et labora».
Nos dejó la conocida «Regla de San Benito», donde el santo reflejó su método y disciplina.
Esta regla está formada por 73 capítulos, donde nos deja escritos concernientes a los preceptos de la vida monástica. Un modelo de vida colectiva, ordenado a la oración y el trabajo.
Su modo de vida influiría en los demás monasterios a lo largo de la historia para el desarrollo del monacato occidental.
Dejó nuestra tierra en el año 547, el 21 de marzo, pocos días después de la muerte de su hermana.
Un dato curioso es que se le considera el santo de la buena muerte, al igual que San José.
Es importante mencionar que los datos que conocemos de él son gracias a los «Diálogos de San Gregorio Magno».
LA HISTORIA DE LA MEDALLA
Es dudoso cuando se originó la Medalla de San Benito. Durante un juicio por brujería en Natternberg cerca de la Abadía de Metten en Baviera (Alemania) en el año 1647, las mujeres acusadas declararon que no tenían ningún poder sobre el monasterio de Metten, que estaba bajo la protección de la cruz, una cuya presencia pudo corroborarse sobre las paredes del recinto durante las investigaciones realizadas luego de aquel juicio. Estas cruces se encontraban rodeadas por las letras que actualmente la medalla tiene grabadas en la parte trasera, las cuales, en ese momento, no pudieron ser descifradas. Años más tarde, se encontraría un pergamino con la imagen de San Benito y las frases completas que contribuirían a su interpretación
La investigación descubrió una serie de cruces pintadas, rodeadas por las letras que se encuentran ahora en la medalla benedictina. Que fueron encontradas en las paredes de la abadía. Aunque a decir verdad su significado fue desconocido durante mucho tiempo, hasta que en 1647 en la abadía de Matten de Baviera hubo un gran descubrimiento cuando encontraron un manuscrito del año 1415 donde se explica la simbología de la medalla.
Estaban escritas por completo las palabras de las cuales las misteriosas letras eran las iniciales. Originalmente, la medalla tenía la forma de una cruz. Y la tradición católica enseña que Bruno de Egisheim - Dagsburg, el futuro Papa León IX, cuando era un joven benedictino, casi murió de una mordedura de serpiente. Él atribuyó su eventual recuperación de la cruz benedictina.
Estaba demacrado e incluso perdió la capacidad de hablar, y la mayoría de la gente se dio por vencida. Fue entonces cuando Bruno recibió una visión de una escalera luminosa que alcanzaba al cielo. Tras la escalera, vio a San Benito con una cruz radiante con la que tocó a Bruno para curarlo al instante. La aparición desapareció rápidamente. Cuando se convirtió en Papa en el año 1049, León IX la rediseñó como una medalla a las que atribuyó bendiciones e indulgencias.
LA HISTORIA DE LA MEDALLA DEL JUBILEO
La medalla que acabamos de describir es la medalla llamada del jubileo, que llamó la atención por primera vez en 11 de julio 1880, para conmemorar el catorce centenario del nacimiento de San Benito. La Archiabadía de Monte Cassino tiene el derecho exclusivo de esta medalla. La medalla de San Benito ordinaria por lo general difiere de la anterior en la omisión de las palabras “ejus en obitu etc”, y en algunos detalles sin importancia. (Para las indulgencias conectadas con ella ver Beringer, “Die Ablassé”, Paderborn, 1906, p. 404-6).
En la parte frontal
En la parte frontal de la medalla aparece San Benito en el centro sosteniendo en su mano derecha una cruz. La cruz representa el poder salvador de Cristo. En su mano izquierda sujeta un libro que contiene la Santa Regla de su orden.
A la derecha de la imagen hay una taza rota. Esta copa se decía que había sido envenenada por unos monjes rebeldes que no estaban a gusto con San Benito y que la copa se rompió cuando San Benito hizo una señal de la cruz sobre ella.
A la izquierda hay un cuervo con una hogaza de pan envenenado que los monjes trataron de dar a San Benito.
Por encima de la cabeza o en los laterales (depende del diseño de medalla) aparece la siguiente escritura:
Crux Sancti Patris Benedicti (Cruz del Santo Padre Benito).
En el borde aparecen las palabras:
Ejus en obitu nostro praesentia muniamus (Que en nuestra muerte seamos fortalecidos por su presencia)
Y por último, debajo de sus pies están las letras:
EX SM CASINO MDCCCLXX (Desde santo Monte Cassino, 1880).
En la parte trasera
En el reverso de la medalla aparece una gran cruz con letras tanto en la línea vertical como en la horizontal.
- S. P. B.(Crux Sancti Patris Benedicti): “Cruz del Santo Padre Benito”
En la línea vertical:
C.S.S.M.L. (Crux Sácra Sit Mihi Lux) : “Que la Santa Cruz sea mi luz”
En la línea horizontal:
N.D.S.M.D. (Non Dráco Sit Mihi Dux): “Que el demonio no sea mi guía”
Alrededor de la medalla y en el sentido de las agujas del reloj aparecen también unos escritos que se corresponden con las iniciales de la oración de exorcismo:
V.R.S. (Vade Retro Satána): “Aléjate Satanás”
N.S.M.V. (Non Suáde Mihi Vána): “No me sugieras vanidades”
S.M.Q.L. (Sunt Mála Quae Libas): “Cosas malas son las que tu ofreces”
I.V.B. (Ípse Venéna Bíbas): “Bebe tú mismo tu veneno”
PAX: Paz
"Que la Santa Cruz sea mi luz y que el Demonio no sea mi guía. Retírate Satanás. No me sugieras vanidades. Cosas malas son las que tú ofreces. Bebe tu mismo tu veneno. Paz".
“Humiliter exoro ut omnes diabólicas insidias et fraudes expellas ab eo, qui nomen sactum tuunm his litteris ac characteribus a te designatis devote invocaverit”. Te pido humildemene que alejes las acechanzas y lazos del demonio de aquél que devotamente invoque tu santo nombre con estas letras y caracteres inspirados por ti.
ORACIÓN PARA BENDECIR LA MEDALLA DE SAN BENITO
Según la tradición, la medalla de San Benito que contiene una oración para la protección del mal. Se le conoce como la oración de exorcismo a la medalla de San Benito
Terapeuta: Nuestra ayuda nos viene del Señor
Usuario: Que hizo el cielo y la tierra.
Terapeuta: Te ordeno, espíritu del mal, que abandones esta medalla, en el nombre de Dios Padre Omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos se contiene. Que desaparezcan y se alejen de esta medalla toda la fuerza del adversario, todo el poder del diablo, todos los ataques e ilusiones de satanás, a fin de que todos los que la usen gocen de la salud de alma y cuerpo. En el nombre del Padre Omnipotente y de su Hijo, nuestro Señor, y del Espíritu Santo Paráclito, y por la caridad de Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos y al mundo por el fuego.
Bendición
Terapeuta; Señor, escucha mi oración.
Usuario: Y llegue a tí mi clamor
Terapeuta: Oremos. Dios omnipotente, dador de todos los bienes, te suplicamos humildemente que por la intercesión de nuestro Padre San Benito, infundas tu bendición sobre esta sagrada medalla, a fin de que quien la lleve, dedicándose a las buenas obras, merezca conseguir la salud del alma y del cuerpo, la gracia de la santificación, y todas la indulgencias que se nos otorgan, y que por la ayuda de tu misericordia se esfuerce en evitar la acechanzas y engaños del diablo, y merezca aparecer santo y limpio en tu presencia. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén
LA PROTECCIÓN DE LA MEDALLA
Proteger a las personas que son tentadas, engañadas o atormentadas por espíritus malignos. destrucción de los efectos de la brujería y todas las demás influencias diabólicas; obtención de la conversión de los pecadores, sobre todo cuando están en peligro de muerte; pedir por la paz sanidad interior / espiritual; pedir por la paz entre individuos o entre las naciones del mundo; curar aflicciones corporales, especialmente como protección contra las enfermedades contagiosa; curación de las personas que sufren de heridas o enfermedades; protección contra las tormentas y relámpagos; proteger a los niños de las pesadillas; protección de una madre y sus hijos durante el parto; protección de los animales infectados con la peste u otras enfermedades; protección de campos infestados por insectos nocivos; protección o para contrarrestar los efectos del veneno; quienes lleven la medalla de San Benito, como un sacramental que es, a la hora de la muerte serán protegidos de todo mal siempre que se encomienden al Padre Celestial, se confiesen y reciban la comunión o al menos invoquen el nombre de Jesús con profundo arrepentimiento.
Luego de su aprobación hecha por el papa Benedicto XIV ante la iglesia católica como objeto sacramental, la medalla de San Benito cobró gran relevancia entre los fieles, pronto, comenzó a utilizarse por los católicos para resguardarse de las amenazas espirituales, y también de todas aquellas que se relacionan con el mal en todas sus manifestaciones.
Su poder es comparado con el escapulario de la Virgen del Carmen, al cual se le atribuyen, las mismas funciones.
El Crucifijo con medalla de san Benito
El crucifijo de la Buena Muerte y la medalla de san Benito han sido reconocidos por la Iglesia como una ayuda para el cristiano en la hora de tentación, peligro, mal, principalmente en la hora de la muerte. Le ha dado al crucifijo con la medalla la indulgencia plenaria.
La indulgencia plenaria de la Cruz de la Buena Muerte, quien realmente crea en la santa Cruz, no será apartado de El, ganará indulgencia plenaria en la hora de la muerte. Si este se confiesa, recibe la Comunión o por lo menos con el arrepentimiento previo de sus pecados, llamando el Santo nombre de Jesús con devoción y aceptando resignadamente la muerte como venida de las manos de Dios. Para la indulgencia no basta la Cruz, debe representarse a Cristo crucificado. Esta cruz también ayuda a los enfermos para unir nuestros sufrimientos a los de Nuestro Salvador.
Aquel que haya sido excomulgado de la iglesia y arrepentido cumpla su penitencia una vez se haya confesado ante la autoridad, obispo o superior y comulgue el domingo de resurrección será glorificado obteniendo la indulgencia (Jn 13, 31-35).
USO CORRECTO
La imagén de la cruz va contra la piel y la imagen de San Benito, va hacia afuera repeliendo al enemigo.
Se potencializa cuando es con hilo rojo.
ORACIÓN SAN BENITO
Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas.
¡Oh glorioso padre san Benito! fervoroso y ejemplar abad, mi gran protector bondadoso y de cuantos van a ti a suplicar, aleja de mi cualquier influencia maligna, todo mal y enemigo y libérame de los peligros del alma y cuerpo.
Intercede por mí ante el Señor para que alivie mis sufrimientos, y las serias dificultades por las que paso,
aparta, condena y rechaza, por la poderosa intercesión de la Cruz, toda mala persona y toda malicia que puedan dirigir contra mi persona, contra mí familia y mis allegados.
Líbrame de fatídicas herejías, de magias, conjuros y hechicerías, aleja de mi persona todo enemigo aleja al violento, al mentiroso, al envidioso, al mal vecino, al egoísta y al traidor protégeme de la ira, el odio, los celos y el rencor, de las malas lenguas, los enredos y difamación, no permitas que me ataquen física o mentalmente, aparta de mi lado a quien me quiera perjudicar en mi vida cotidiana, en el trabajo, en el amor o en el hogar, líbrame de todo daño y perversidad, en especial de esto que me causa preocupación:
(hacer ahora con mucha fe la petición)
Te lo pido con toda confianza y seguro de tu bondad, tú que fuiste santo con fervor, que no antepusiste nada ante Cristo desde que lo hallaste en la oración, concédeme tu amable intercesión.
Glorioso padre san Benito por tu poder ilimitado sobre los poderes dañinos protégeme, ampárame y defiéndeme de todo mal, ayúdame a confiar en el amor de Dios, nuestro Padre y a alcanzar la perfección de mi vida cristiana,
por la salud de mi cuerpo, mente y alma.
Amén.
Rezar tres Padrenuestros, Avemarías y Glorias.